Somos una Provincia abierta al Espíritu de Dios que la renueva, dinamiza e impulsa su ser y quehacer en las comunidades.Contamos con el Evangelio, las Constituciones, el Carisma y Espiritualidad Bethlemita, las orientaciones de la Iglesia, la experiencia de vida de nuestros padres fundadores y las orientaciones del Instituto; asumimos nuestro compromiso profético y reparador, en la vivencia comunitaria, en la misión evangelizadora y en la opción preferencial por los pobres para hacer presente el Reino de Dios en un mundo globalizado e injusto.
A la luz del Evangelio queremos ser mujeres consagradas apasionadas por el Reino, fundamentadas y enriquecidas por el Carisma y Espiritualidad Bethlemita, legado de nuestros fundadores. Anhelamos comunidades orantes, que den prioridad a la formación; convencidas de que la vocación es un don de Dios que debemos cultivar, para el servicio evangelizador. Comunidades comprometidas en la vivencia de los votos que manifiesten con su testimonio de vida actitudes de: humildad